No certificados: como nos engañan

Cuando uno recuerda la reciente historia de España, en la que hemos vivido un colapso de la economía sin precedentes, no se puede pasar por alto la burbuja que se ha creado en torno a cosas que no tenían tal valor. Primero, fue la burbuja inmobiliaria. Comprarse un pisito en Madrid o Barcelona ha hipotecado a gran parte de la generación Baby Boom en España con cuotas que tardarán una vida en pagar. Después, fue las preferentes. “¡Qué importa engañar a unos abuelitos! Después cambiamos los interlocutores de las sucursales bancarias, y les culpamos a ellos por saquear a todos nuestros mayores”. El pensamiento de desvalijar al prójimo es común y extendido en España. Todo vale para enriquecerse. No existe ni ética ni visión hacia el otro. Ande yo caliente, y ríase la gente, es la máxima nacional.

El nuevo oro negro. No es el petróleo. No es un avión. Es… un equipo de tecarterapia sin certificación! Cuando los flamantes licenciados de marketing han visto que nuestro país es el lugar donde “todo vale”, ¿para qué nos vamos a liar a comprar bonos o invertir en bolsa, cuando lo mejor es saquear a los que no se enteran? Trincamos la pasta, y luego salimos corriendo. Traducido, esto es: vendemos algo con fuegos artificiales, y luces deslumbrantes, nos embolsamos “el parné” y luego desaparecemos. Si lo hizo Roldán, ¿por qué no nosotros? Desaparecer en este campo se traduce en cerrar la empresa. Y que me vengan a buscar! 

Pues esto es lo que se está cociendo en estos momentos en España en el mercado de la rehabilitación y la fisioterapia, con el nuevo oro negro, mejor dicho, el oro metálico: la tecnología. Ahora, lo que prima es conseguir adeptos, seguidores del método que lo defiendan a capa y espada y disponer de un dispositivo que pueda ofrecerse de forma masiva, aunque no garanticen la seguridad para el paciente o cumplan la legislación que protege al fisioterapeuta ante cualquier denuncia inapropiada.

Cuando el equipo de tecarterapia no cumple las medidas de seguridad

Para qué nos vamosa preocupar en invertir en que un dispositivo cumpla las medidas de seguridad requeridas o pasar una auditoría anual, que vale pasta, cuando lo podemos hacer más barato? Si al final, no se enteran! En conjunto, nos ven la palabra PARDILLO en la frente cuando nos ofrecen un equipo. Otro que va al bote!

Cuando les preguntas que si lo que ofrecen son equipos médicos, te dicen: Sí, claro! A lo que la siguiente pregunta es: me envías el Certificado Médico CE? Entonces, salen las objeciones. Que si no te lo puedo enviar, que si estos equipos no lo necesitan, que si no pasa nada porque no estén las indicaciones certificadas en el Certificado oficial, que si están en trámites de los tests del laboratorio, que si en breve lo tienen… En resumen, que lo que era perfecto antes ahora se vuelve todo en un “pero”. Y no hablamos de equipos baratos! Se trata de dispositivos que superan los 10.000€ de precio. Por lo que debemos de tener muy claro que sí son válidos para su uso, y no solo eso, sino que son válidos y autorizados para las indicaciones que dicen tener. 

El Certificado médico CE no basta que sea del equipo, es un conjunto de tres cosas inseparables: el equipo, los accesorios y las indicaciones certificadas. Si compras un equipo certificado para una indicación, y luego lo utilizas para otra, entonces el CE médico que tiene NO TE CUBRE. Si te encuentras un equipo médico que tiene muchos accesorios, cual robot de cocina multifunción, que quede claro que todos y cada uno de ellos pueden ser utilizados para las indicaciones que prescriben. Es así de claro. Si no, te pueden estar vendiendo gato por liebre. Puedes estar pagando un sobrecoste por esperar comprar un equipo de calidad y te están endosando un cacharro que no tiene tal valor, porque simplemente no es lo que dicen que es. Y mientras tanto, clin clin, van haciendo caja. Otro, al bote. Y otro. Y otro.

Este fraude es delicado porque tiene dos dimensiones: la primera, y menos importante en mi opinión, es el hecho que te venden un fraude. Un equipo médico certificado, cuando no lo es. Es grave, ciertamente, porque abusan de tu buena fe. Y te condenan a pagar una cuota por el aparato que tienes que sudar hasta las 10 de la noche en tu clínica, renunciando a cenar con tu familia o soportando un esfuerzo de hacer masajes, aún en detrimento de tu salud. Eso está mal. Te puedes sentir estafado, herido o timado. Pero al final, eres tú. 

El mayor problema se produce con la segunda dimensión: que tú estés “timando” (aún sin quererlo, ni ser consciente de ello, claro está) a tus pacientes. Y los estás timando porque al no tener un CE médico válido puedes ponerlos en peligro. Puedes hacerles un tratamiento y pasar una energía por su vagina o ano, cuando este aparato no ha sido probado en un laboratorio para tal fin. Puedes pensar que vas a obtener un resultado y, simplemente, no hacerlo. Y, en línea con esto, puede ser que un paciente descontento, con o sin razón, te denuncie. Diga que le has quemado, o que le has hecho un tratamiento que le ha dañado de una u otra manera, y eso puede sí puede llevarte a un GRAVE problema. ¿Por qué? Te preguntarás. Simplemente porque el dispositivo con el que le has hecho dicha terapia no tiene el CE médico reglamentario (ya sea para el equipo, la indicación o el accesorio), y te puedes encontrar con un verdadero marrón. En primer lugar, el seguro de Responsabilidad Civil se desentiende de cubrir estos daños. Ya no sólo depende que se haya producido un daño, sino además te pueden acusar de usar un dispositivo no adecuado. Aquí puedes responder tanto vía civil, como penal, es decir, cárcel.

Con el reciente precedente de I-Dental en el mercado español, ¿crees que puede ser tan imposible que nadie te denuncie? ¿Cuánto aguantarán los pacientes en España de sacar tajada de la ignorancia del fisioterapeuta? Basta que encuentren a un letrado medianamente puesto en el tema, para que se te echen al cuello para sangrarte.

Por tu bien, y por el de tus pacientes, infórmate bien cuando adquieras tecnología sanitaria. Solicita aclaración sobre el CE médico, incluyendo las indicaciones certificadas y los accesorios aprobados y registrados en el Technical File del fabricante. No vaya a ser que te den gato por liebre, y que sea un lobo con piel de cordero.