Dentro de los accesorios predestinados a su uso intracavitario en suelo pélvico, tenemos una segunda opción terapéutica: los dispositivos intracavitarios. En este segundo caso, el dispositivo se caracteriza en primer lugar porque genera una comunicación BIDIRECCIONAL con el paciente. Es decir, emite una información y recibe una información. Este detalle es muy interesante para el profesional porque le abre un mundo de posibilidades. El tener la posibilidad de actuar tanto sobre la emisión como la recepción hace en primer lugar que se pueda tener un control muy alto del desarrollo de la sesión. El profesional podrá programar la potencia que desea aplicar o la temperatura diana terapéutica a la que desea llegar para lograr su objetivo.
Y el dispositivo transferirá esas órdenes en mandatos ejecutados. Por ejemplo, si el objetivo terapéutico es llegar a los 41ºC para estimular la síntesis del colágeno, el fisio podrá programar esa temperatura en el equipo para que el dispositivo transfiera la suficiente cantidad de energía que permita llegar a esa diana terapéutica. Eso es muy importante. Este detalle permite aprovechar la entrega energética al máximo, pudiendo disponer de un rango de control del cero al 100% de la energía prevista por la máquina (y no escasamente a un 20% a la que estábamos limitados en la primera opción, la de las sondas). Por este motivo, el dispositivo intracavitario es un accesorio “inteligente” que permite fijar un objetivo terapéutico y llegar a él. En segundo lugar, es importante observar también que este dispositivo tiene dos elementos de emisión de energía: uno distal y otro proximal. Esta división hace que el paciente pueda disponer de dos entregas energéticas diferenciadas de energía durante el tratamiento. Este hecho es especialmente importante porque permite llegar a la diana terapéutica en el fondo de saco, sin quemar en la zona proximal del introito. Consecuentemente, se obtiene un mayor resultado terapéutico ya desde la primera sesión. El tratamiento está más medido, mejor dimensionado y acomodado a las necesidades del paciente.
Los dispositivos intracavitarios son objetos que han sido diseñados a su vez para su aplicación específica en el suelo pélvico. Esto hace que sean objetos que tienen una forma adecuada y pensada en su diseño para su aplicación intracavitaria. De hecho, ni su forma ni su tamaño son casuales e intentan reproducir la forma de un dedo humano con el que se realizan habitualmente los tactos diagnósticos. El fisioterapeuta especializado en suelo pélvico sostiene en su mano el dispositivo intracavitario y puede ver en él una misma extensión de su mano deslizándose en los puntos dolorosos intravaginales e intraanales.
El profesional puede presionar manualmente sobre los puntos dolorosos, o trigger points, hasta desactivarlos gracias a la fusión de la temperatura alcanzada y a la presión ejercida por su práctica manual. Puede aplicar el dispositivo realizando las manipulaciones oportunas de deslizamiento, pulsión, contracción o amasamiento que estime necesario en cualquiera de las posibles patologías del suelo pélvico que desee tratar. Durante el proceso, él podrá observar cómo varía la temperatura según los parámetros del paciente, y podrá decidir si aplicará más potencia o reducirá la existente según cómo vaya evolucionando la sesión. En el caso de que haya una subida excesiva de temperatura, el profesional podrá reducir la sensación de calor al instante para evitar cualquier posibilidad de quemadura. El hecho de disponer también de un accesorio inteligente es importante por otro motivo: el profesional puede ver qué cantidad de energía entregada se realiza durante la sesión. Al ser un diálogo bidireccional, no un monólogo, ya no sólo podrá programar la temperatura a la que queremos que el equipo trabaje, sino además podrá tener como feedback la cantidad de energía entregada a lo largo del tratamiento. Gracias a este dato, el fisio podrá evaluar qué cantidad de energía es necesaria para obtener una determinada eficacia terapéutica durante un tratamiento.
El sistema de DIÁLOGO del equipo es también importante por otro motivo. En el caso de que el equipo tenga opciones avanzadas, como la selección de frecuencia, el dispositivo intracavitario ayudará a determinar qué frecuencia es la más adecuada para el tratamiento intrapélvico. Un visor nos dará la información que confirmará qué frecuencia es la que permitirá obtener el mayor beneficio terapéutico en una sesión, que puede incluso cambiar si se modifican los parámetros bioeléctricos del paciente durante el transcurso de la sesión.
Un último detalle a tener en cuenta es que la complejidad tecnológica del dispositivo frente a la sonda intracavitaria hace que el dispositivo tenga otra medida de higiene en su uso con pacientes. En lugar de disponer de una sonda por paciente, el dispositivo intracavitario se utiliza con un cubresondas que se ajusta adecuadamente al accesorio antes de su uso. Este cubresondas está realizado con un material adecuado para transferir la energía al cuerpo del paciente, y se desecha tras su aplicación. Esto hace que un cubresondas sea el único consumible al que debe afrontar el profesional en la explotación de esta tecnología intracavitaria. Si bien es cierto que el dispositivo intracavitario tiene un coste superior de compra (también consecuencia de su superioridad tecnológica), el coste del consumible por sesión se reduce drásticamente al ser sólo una funda higiénica, de coste muy inferior a la sonda monopaciente.
Conocer la tecnología nos da la posibilidad de opinar y escoger mejor. Mientras que ambas tecnologías tengan el Certificado CE médico, tanto una opción como la otra son opciones viables y disponibles en el mercado a día de hoy. Por esto, debemos conocer ambas y valorar qué tipo de aplicación nos interesa realizar: si queremos optar por una sonda o por un dispositivo intracavitario.
Conocer la tecnología nos da la posibilidad de opinar y escoger mejor. Mientras que ambas tecnologías tengan el Certificado CE médico, tanto una opción como la otra son opciones viables y disponibles en el mercado a día de hoy. Por esto, debemos conocer ambas y valorar qué tipo de aplicación nos interesa realizar: si queremos optar por una sonda o por un dispositivo intracavitario.
Vuestra opinión es importante. ¿Habéis probado una u otra? ¿Sois usuarios de sondas intracavitarias? ¿Y de dispositivos intracavitarios? ¿Por qué habéis escogido una u otra? ¿Decidís vuestra compra sólo por precio o por la eficacia? ¿Tenéis en cuenta el precio de los consumibles? ¿Qué equipo creéis que es más rentable? Compartid vuestras experiencias! Mandadme vuestros comentarios y los publico en mi blog.
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